lunes, 26 de abril de 2021

LOS ARREPENTIDOS

https://elpais.com/internacional/2012/11/09/actualidad/1352447673_997799.html

¿Qué los va a parar?

No es un muro el arrepentimiento, y no podremos comer culpa.

De ladrillo los platos servidos para pasar el mal sabor de la sangre, aunque la lengua sea de costumbres y las papilas marchen en silencio, derrotadas por el polvo que quedó en las urnas donde sollozan los desaparecidos, blancos como el gas en que las lágrimas no alcanzan una matrícula o un libro cosechado en el patio de la casa que arde en el elocuencia de las ideologías, superadas por kilómetros de perdedores agonizando como un mar de plástico (como fantasmas de plástico en un mar de costumbre).

¿Qué los va a detener?

El arrepentimiento no alcanza a completar la fuerza de un surco germinado si las raíces del discurso desconocen el agua del tiempo presupuesto.

Avanzan en su fausto de justificaciones, caravana de júbilo y desenlace, procesión de certeza y redenciones, retorno de lo eterno en sus manos de antaño, cociendo labios, arrancando olvido, distinguiendo la realidad del sueño, señalando el límite del horizonte.

Atracan en sus dientes, sentados en el boato de la risa. En sus manos abiertas surcan el aire inventariado, abundante de advertencias. Palpitan dentro de los ojos y son súplica al ídolo de abismo.

¡Han llegado! ¿Qué los va a parar? ¿Quién los va a detener?

Somos la felicidad contrita que festeja deletreando el credo del arrepentimiento entre bandejas de cuerpos mutilados, susurrando las músicas del último silencio concedido. 

No es un muro el arrepentimiento. De ladrillo los platos servidos para pasar el mal sabor de la sangre. La sazón del yerro es el hedor de nuestra propia estirpe. 

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